Sumisión
Mi mesilla de noche actual se resuelve entre Manara, La Rendición e Historia del Ojo.
Al empezar enero, odiaba a Pasolini por desconocimiento y a Bataille por surrealista y por excesivo. Ahora me encuentro leyendo trocitos de sus ELLOS a escondidas de mis apuntes, coleccionando verduras para alimentar las fantasías. Desorbito mis ojos a diario. Destrozo la endiosada sodomía de Tony Bentley diseñándola a la carta, y los textos sobre la humillación (más que consentida) me explosionan el pecho y la espalda.
Soborno a las manillas del reloj de vez en cuando, para que me dejen un ratito de tictac mientras les leo historias de mundos donde las Víctimas son los amos y los dominados dominan de reojo el látigo que le golpea. Donde el Sometido ofrece su piel a la palma de la mano que obedece fanáticamente. Dónde las heroínas de los cuentos no practican hazañas públicas ni sacrificios desgarradores. No necesitan que las rescaten. No necesitan compasión. Necesitan FOLLAR a boca llena y a golpes de fusta. Conseguir que su castigo se convierta en los jadeos desbocados de un mono loco, los alaridos de un lobo embravecido, las ansias de dibujar en el denso semen las curvas de su presa…
Al empezar enero, odiaba a Pasolini por desconocimiento y a Bataille por surrealista y por excesivo. Ahora me encuentro leyendo trocitos de sus ELLOS a escondidas de mis apuntes, coleccionando verduras para alimentar las fantasías. Desorbito mis ojos a diario. Destrozo la endiosada sodomía de Tony Bentley diseñándola a la carta, y los textos sobre la humillación (más que consentida) me explosionan el pecho y la espalda.
En el pequeño teatro de la sumisión los papeles se distribuyen de manera curiosa: el que se arrodilla lleva el juego.
Soborno a las manillas del reloj de vez en cuando, para que me dejen un ratito de tictac mientras les leo historias de mundos donde las Víctimas son los amos y los dominados dominan de reojo el látigo que le golpea. Donde el Sometido ofrece su piel a la palma de la mano que obedece fanáticamente. Dónde las heroínas de los cuentos no practican hazañas públicas ni sacrificios desgarradores. No necesitan que las rescaten. No necesitan compasión. Necesitan FOLLAR a boca llena y a golpes de fusta. Conseguir que su castigo se convierta en los jadeos desbocados de un mono loco, los alaridos de un lobo embravecido, las ansias de dibujar en el denso semen las curvas de su presa…
Cuando mi hoja de enero/febrero se llene tanto de cruces que se borre… me quedaré aquí sentada frente a la libreta (d)escribiendo SEXO.
Comentarios
En realidad tu texto y el mío tienen mucho que ver, ahora que los releo. ¿Sumiso o dominante? ¿Atrás o adelante? Son pequeñas elecciones dentro de un mundo de fantasía, tal vez muy real.
En cualquier caso está la otra ley también: el aleteo de una mariposa... ¿sabes cómo acaba, no?
beso