Entra. Vaga. Se sienta. Le duelen los pies y las manos y el alma. Y todo va bien. O más bien, nada va mal. El andén está vacío. Más vacío de lo que ella recuerda haber visto. Y piensa. Piensa que no nació para trabajar. Que sus manos son torpes y no le dan lo que desea. Que trabaja por dinero, única y exclusivamente por dinero. Sin aportaciones externas. Las aportaciones las tiene que comprar. Que nació para ser Princesa. Para no preocuparse por alquileres y para tener una cama de cuatro metros y para despertarse con las caricias de un dosel. Para dar órdenes con una campanita. Cuando está buscando el guisante entre los once colchones, entra él. Entra. Y ella se dice hoy no duermo sola . Y entonces comienza el espectáculo. Sonríe. Y le busca hasta encontrarlo, le clava los ojos y le insta a guardárselos un segundo. Él no aguanta más de tres, y baja la mirada, perplejo, buscando un apuntador en el suelo que le diga qué coño viene ahora. Los ojos vuelven a buscarlo y le ciega de nuevo és
Comentarios
Q tal has pasado la noche de San Juan? (Una de las noches de brujas por excelencia)
Estudiando? Con chinches?
Entiendo.
Yo estaba con dos españolas en Frankfurt haciendo una hoguera en medio de la ciudad...casi llaman a la policía...
Ten cuidado no vaya a ser que te pillen haciendo un aquelarre!!!
John.
Así es. No creo que me pillen haciendo aquellarres, además, tengo a la autoridad competente comiendo de mi mano. Feliz San Juan.
Abby.